Los seres humanos tienen una gran cantidad de reacciones o de instintos automáticos a responder a ciertas situaciones. Por ejemplo, quitar su mano de una estufa caliente y la sensación de miedo cuando un objeto grande está amenazando machacarlo. Todos los instintos han sido formados por la selección natural y son adaptaciones para la supervivencia.
El deseo para las posesiones es una parte fundamental de la naturaleza humana y evolucionada del comportamiento territorial de muchos monos. Los seres humanos protegen al territorio, a los objetos, a los compañeros, y a niños que creen para ser los suyos. Son más probable sobrevivir con este instinto posesivo que sin él porque podrían conseguir y guardar los objetos útiles que ayudarían a su supervivencia. La sensación de los celos se presenta cuando una persona quiere las posesiones de otra persona, y consecuentemente las posesiones se guardan cuidadosamente.
Porque las mujeres donan más tiempo y energía a la reproducción que lo hacen los hombres, sus estrategias reproductivas son diferentes de las de hombres. Los hombres generalmente buscan relaciones sexuales con tantas mujeres como sea posible, y muchas veces no desear cuidar para los niños. Mujeres buscan a los hombres que cuidarán para sus niños y que serán fieles. Mujeres buscan a hombres más viejo y son más interesadas de estatus. Hombres buscan a mujeres más jóvenes y son más interesados en los aspectos físicos de los mujeres.
La sensación del amor refuerza deseo de ayudar a los relativos, que comparten los genes del ayudante (dando por resultado ventaja a los genes). Amor para los niños también causa una persona a ser un padre más atento y dar más al niño.
Ame también señala la presencia de un compañero potencial, y es actual mientras perciben a la persona por instinto como potencial. Puesto que los que sienten amor fuerte pueden muy probablemente a encontrar a los mejores compañeros, el gene para este tipo de amor se transmiten en la población.
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